«El exceso de estímulos e información al que estamos expuestos cada día, paradójicamente nos anestesia. Cada día nos cuesta más emocionarnos o tener sentimientos genuinos. Por eso cuando trabajo, solamente procuro ser honesto conmigo mismo y despertar algo en quien ve mi obra. No me importa mucho que ese «algo» sea miedo, risa, asco o ternura. Es válido tanto un impacto directo como un sentimiento sutil, casi imperceptible (…) Me basta con saber que quien ve lo que hago está vivo y tiene sentimientos, aunque sea durante unos segundos»
Sábado de 12h00 a 21h00
Domingo de 12h00 a 18h00