Naturaleza plegada,
nos esboza la nostalgia de una naturaleza desvaída, perdida sin su color, como algo poseído. sobrepuesta en pliegues de geometría urbana. melancolía volátil que surge de la ciudad que reconoce, de la esquina con algo de culpa, del desligamiento de la naturaleza.
sobre la distancia surcada y uniforme de un papel blanco, se agolpan hojas, raíces, ramas, naturaleza amontonada llena de grafito, un ordenamiento apropiado entre ángulos del recuerdo bucólico, de su pasión, de la tierra abandonada de memoria. acaso podría ser diferente, menos dañada.
entregada a ese bosque blanco escuchando movimientos de hojas, pausando silencios de ramas, silvestre y encauzada.
j.h. |