Don Batman ya no recorre las calles de la ciudad en su flamante coche, tampoco se reúne con el alcalde, y su señal no surca el cielo. Despojado de sus artilugios y posesiones, solo es un tipo disfrazado, sobreviviendo día a día, mas cerca de engañarte que de ayudarte, mas cerca de la lástima que de la admiración. Advertencia, mantener a los niños lejos de Don Batman.