Nació en Argentina, en 2001 llegó a Madrid. Actualmente Julieta Aytas es pintora, joyera, ilustradora y diseñadora en su taller “El taller en Blanco” y profesora de diseño y joyería.
Por qué te mudaste a Lavapiés?
Después de un tiempo viviendo en Madrid, mi chico y yo decidimos buscar un nuevo espacio para hacer una casa-taller. Queríamos un local para poder transformarlo en casa pero que a la vez fuese el espacio donde yo trabajaría. Buscando, vimos que en este barrio había muchos locales que se habían transformado en casas donde se hacían actividades y parecía más permisivo. Si nos íbamos al barrio de Salamanca, un local no iba a pegar mucho con nuestro estilo.
¿Y dónde viviste al principio?
En Malasaña. Otra opción era esa, al buscar un barrio más permisivo, alternativo, para este tipo de vida… pero nos parecía un poco de mentira. Este barrio tiene una cosa más original. Está muy bien comunicado y te da la oportunidad de conocer a mucha gente. Sales a la calle y conoces gente. Vas a un bar, comentas que haces una actividad, y de repente la gente se prende a preguntarte cosas y dicen que se lo van a decir a su prima, o a su tía… Enseguida están en mi casa pidiéndome trabajos. Me hice muchos amigos del barrio.
¿Cómo te enteraste de la existencia de «Los
Artistas del Barrio»?
Por otras amigas artistas que participaban y lo publicaron en Facebook. Me metí en la web para ver cuáles eran las condiciones para participar y les escribí. Me contestaron que estaba un poquito fuera de plazo pero que iban a ver si me podían agregar. Finalmente, muy amablemente, ¡sí, me agregaron! [se ríe]. Incluso pudieron meterme en el catálogo y fue una alegría.
Justo para esa edición de Los Artistas del Barrio estaba terminando mi estadía en este taller, era un espacio un poquito frio. El proyecto era muy romántico, construir una casa dentro de un local, pero tenía sus inconvenientes. El ruido especialmente, no podíamos dormir. Era muy bonito porque tenía 3 veces el espacio que tengo ahora y podía trabajar mucho volumen, pero tuvimos que mudarnos. Alargué un poco el plazo para quedarme en el taller durante Los Artistas del Barrio y decirle a la gente: » esto era mi espacio de trabajo, aquí producía mis dibujos y mis complementos y ahora me mudo a otro sitio.»
¿En qué dirección estaba este espacio?
Era en la calle Zurita 23, ahora han reformado el espacio y creo que hay una sala de teatro.

«Si nos íbamos al barrio de Salamanca, un local no iba a pegar mucho con nuestro estilo»
Los Artistas del Barrio da al público la oportunidad de conocer al artista. ¿Cuál es el interés para ti de conocer al público, de charlar con él?
Es impresionantemente lindo. En cada cosa que hago, y como todos los artistas creo, ponemos un poquito de nuestra personalidad. Ver que alguien se emociona, o que le gusta, o que te da un comentario, o que de repente ve un dibujo y le representa algo de su vida, o que un día te compren una cosa y te llamen después de un año pidiéndote el original de un cuadro porque les gustó y lo quieren en su casa… no tiene explicación, es una cosa muy bonita. Y eso me hace crecer. Hay momentos que no tengo ferias o no tengo actividades donde pueda interactuar con mi
público, con la gente que compra o que ve mi trabajo. Tengo tiendas, puntos de venta donde venden mis cosas y veo que gustan porque se acaban y que tengo que reponer. Eso quiere decir que mi producto funciona. Pero también es bonito ver qué te está contando una persona que te compra una cosa hecha a mano, un cuadro, una joya o un bolso, lo que sea. Te cuentan que compran este cuadro porque les recuerda a su tía o porque les recuerda a un viaje o porque un dibujo les transmite paz. Y a la vez te hacen crecer porque te comentan, te «critican» en un buen sentido. Por ejemplo, que si la cadena de este colgante fuera más larga, o más corta, más fina, o si usaras tal o tal color. Me dan pistas sobre lo que tengo que hacer después para que sigan siendo fans de Julieta.
«Te cuentan que compran este cuadro porque les recuerda a su tía o porque les recuerda a un viaje o porque un dibujo les transmite paz»
¿Tienes alguna anécdota que contarnos sobre tu experiencia en Los Artistas del Barrio?
En la última edición en la que participé, con mi compañera, armamos una exposición dentro de la escuela. Hice una exposición de colgantes que son ventanas, inspirándome en las ventanas que hay en Lavapiés. La ventana para mí representaba un poco la persona: cómo cada uno de nosotros vemos la vida, qué transmitimos, qué hay para dentro y para fuera. Cada ventana o cada persona es diferente, por lo cual unas ventanas eran más orientales, otras más con balcón y con flores…
En esta edición no tuvimos muchas visitas pero nos dio la oportunidad de hacer lo que no pude hacer en la edición anterior, ir como visitante a talleres. Descubrí que hay muchos talleres impresionantes en Lavapiés, desde talleres de grabado hasta gente que hace música. Y cada vez hay más, más ceramistas, más gente que viene aquí para trabajar. Vivo en una calle que está llena de galerías. No sé la
razón, pero intuyo que este barrio se va a convertir más adelante en lo que es el barrio de las Letras, como una prolongación. Ya veremos dentro de 10 años. Estamos al lado del Reina Sofía, de la Casa Encendida y de un montón de centros culturales que interesan al turista joven. Yo, como artista, cuando voy a Berlín o a otra ciudad, lo que busco es arte; y no la galería de arte en la que a lo mejor ni siquiera puedo entrar, busco gente de verdad, que hacen cosas de verdad y que te pueden transmitir su vivencia. Me parece que esto está pasando también aquí. Que podamos abrir las puertas y mostrarnos es muy bonito porque no mucha gente nos da esta oportunidad. Sabrán lo difícil que es como artista buscarse la vida, en el sentido de mostrarse, «esto es lo que yo hago y así me expreso». No todo el mundo es suelto, hay gente que es muy tímida para enseñar su trabajo y este tipo de cosas nos quitan estos límites.
¿Vives de tu arte?
Sí, al 100 %.
«Busco gente de verdad, que hacen cosas de verdad y que te pueden transmitir su vivencia»
5 preguntas a Julieta Aytas
¿Qué obra de arte ya existente te hubiera gustado haber hecho?
Me encanta Klimt, cualquier mujer de la que él haya representado me parecen preciosas.
¿Qué gran proyecto tienes en el cajón y todavía no has sacado?
Una escuela. Es algo que empecé a proyectar desde que entré en la escuela de Bellas Artes. Estudié Bellas Artes con Magisterio por lo que pude ver la importancia de la enseñanza artística en las personas. Veo también el proceso terapéutico que tiene, lo veo en mis alumnas, veo cómo, con lo poco que puedo ofrecerles, les cambia la vida. Un taller escuela es un proyecto que me encantaría realizar.
Tienes una máquina para viajar en el pasado, ¿qué época te gustaría visitar?
La antigua Grecia porque nace todo allí: el arte, la filosofía, el trato humano de otra manera, los conceptos éticos, la divinidad… muchas cosas. Es una época muy sabia en la historia que desafortunadamente con otras invasiones se fue transformando.
Si tuvieras que dejar tu disciplina por otra, ¿cuál sería?
Bailar, [se ríe] definitivamente. Fui a clase de pequeña y un poco de mayor también. Es una forma de expresión muy bonita.
¿La última obra, libro, canción, peli que te gustó…?
El último disco que compramos, me gustó mucho y me parece interesante: Shook Twins, «What We Do».
» Pude ver la importancia de la enseñanza artística en las personas»
Entrevista por Sébastien Rouyet – Fotos por Yves Aguilar